22 de julio de 2009

vida real.

En dos días consecutivos terminé siendo parte de lo que sería la realidad de hoy. El domingo nos robaron. El lunes estaba tomando el Tamiflu®, famoso remedio para la gripe. Que vida la mía. Uno a veces siente que no pasa nada, que es todo lo mismo, todo aburrido.
De golpe estás encerrada en tu propio cuarto. El único camino permitido que tenés dentro de tu casa es de la puerta de la habitación al baño, que son cinco pasos. Tenés tu propia toalla, tu cepillo de dientes está apartado del vaso de los cepillos y tu vieja tiene que desinfectar cada vez que vas. Volvés a tu cuarto y te acordás de tus manos libres, el sweater favorito y del perfume que amás que, por suerte, eran las cosas más valiosas que tenías la cartera que se llevaron. No entendés muy bien cómo porque te olvidaste de todos los detalles, aunque siempre fuiste fanática de los detalles. De la situación, lo que único que te queda bien marcado es que tu novio es lo mejor del planeta, pero es preferible que no lo sepa, porque ahora está con que quiere hacer artes árabes, quiere salir a robar, a cagarse a piñas, a buscar calle... rebelde way.
Como es de loca la vida que hasta uno, en un domingo que había mejorado después de haber empezado con los dos pies izquierdos, que había tomado un rumbo ideal después de enterarse de cosas que a pesar de ser obvias, sorprenden, después de que el amor esté en el aire y no tenga ni la mínima intención de desaparecer, vaya a terminar comiendo una hamburguesa con queso y pepsi (rompiendo su dieta/experimento de renunciar a su bebida favorita por un mes) de Burger King en una clínica al comienzo del día del amigo con el amor de su vida y sus padres. Y a la mañana siguiente existe la posibilidad de que seas un número más en las estadísticas de la gripe porcina. GENIAL.
Soy parte de la vida real.

1 comentario:

  1. Jajajajaja
    ¿Quién habrá sido el inconsciente que lo instruyó en esto de las artes marciales y de defensa personal?

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